martes, 17 de diciembre de 2013

TRES MOMENTOS



             Existen tres momentos  que por nuestro pasado atávico no podemos dejar pasar porque simplemente el ser humano es un cotilla.No me malentendais, no cotillas de escalera, sino cotilla en el sentido de que toda información recibida la transmitimos con la misma rapidez que la asimilamos. Me explico:


                 - Una es el fuego. No podemos quedar más que hipnotizados viendo una chimenea de leña o una hoguera... Y si mi apuran un incendio incontrolado sea cual sea el lugar y el origen. Nos quedamos pasmados , fijos  y en el caso de los últimos sin saber que hacer. Pero una chimenea en invierno nos invita a ver la llamas  sin preocuparnos del tiempo . Siempre son diferentes. No hay un segundo igual que el siguiente.


                - Otra es el mar. En mi caso cuanto más bravo  e indomable sea. Me quedo fijo bajo el frío o la lluvia viendo cómo las olas rompen con una fuerza que solamente pudieron describir Ulises o Magallanes. Cada instante invita a otro y a otro más sin que ninguno se parezca en la mas mínimo al siguiente. Sentirse pequeño ante la naturaleza, miserable.


                Me preguntareis que significa ésto. Nuestra mente se queda perpleja ante algo indomable y necesitamos memorizarlo, transmitirlo....¡ Qué bien se está aquí calentito¡....¡ Es acojonante cómo está hoy la mar¡....


                  - Y la tercera, adaptada a la vida de un urbanita orgulloso de su CO2, el ruido y el ritmo las poblaciones medianamente grandes, que es la observación. Observar sentado en una terraza, con un café o una cerveza y ver cómo fluye la vida ante los ojos. Personas que jamás volverás a ver, personajes que ves todos los días y que amas u odias profundamente. Recogerse en el abrigo y ver como la bendita juventud   ya lejana, se deja pasar por delante sin asomo de frío... O ver aquella señora antaño elegante y bella y ahora solo elegante; repitiendo los pasos y costumbres de toda la vida mientras te saluda; en provincias todavía somos educados; mientras piensa lo mismo de mi persona. 

                   Y aquí viene algo que creemos que es reciente en la historia humana y que es  tan antíguo como Lucy y sus huesos. Transmitir lo que hemos visto oralmente a alguien o con tu libreta, algunos tablet; y plasmar las sensaciones del alma, del espíritu simplemente porque necesitamos comunicarnos. Algunos lo logran plasmarlo en poesía, música, novela... Y creanme, es un trabajo agotador. Quizás tanto como vivir.


                    Por eso creo que somos unos cotillas. Y en el negro sobre blanco sobre todo...Necesitamos narrar hasta el último detalle de un abrigo o de una expresión , que aunque ficticia, seguro que la hemos visto antes.






              

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